martes, 23 de febrero de 2010

¿Poco Silencio En Nuestras Vidas?

La música es portatil, Dios bendiga a Steve Jobs y al inventor del Walkman original. Gracias a ellos he logrado superar mis múltiples visitas al supermercado sin salir cantando las canciones de promociones de toallitas con aloe vera y felicitando a "Mamá Lucha" por derrotar a los precios altos.

Ni qué decir de los momentos en que podemos ignorar a todos en la oficina sin importar si no nos enteramos del motivo de la ausencia de alguien que acaba de resultar embarazada, enferma, atorada en el tráfico o... Dios, no lo quiera: sindicalizada.

En épocas pasadas si querías música portatil te echabas al hombro tu radiograbadora. Si, de casi 60 centímetros de largo y quien sabe cuántos kilos de peso, pilas incluidas. Si lo acompañabas con unos lentes negros, gorrita al revés y una actitud de chico cool podías conquistar.... ok, no creo que a nadie pero intnetaba buscar algo bueno de todo ésto.

Después existieron los Walkman inventados por Sony. Ya no era necesario que todos se preguntaran porqué tenía un brazo más grande que el otro (por cargar la radiograbadora). Con el surgimiento del Ipod se retomó está tendencia, misma que tomó auge cuando la gran mayoría de los celulares empezaron a incorporar la función de reproductor de archivos Mp3.

Sin embargo a los usuarios de estos celulares se les olvidó que su flamante cajita incluía unos... bueno... ¿cómo se llaman? Ah sí, audífonos. Gracias a este olvido es posible escuchar una maravillosa mezcla de música. Digo, ¿cuándo más íbamos a escuchar un dueto entre José José y Rammstein?

Mi duda es ésta. Al ver a todos inmersos en su música aun en las actividades más simples como ir a la tiendita de la esquina (nótese como evito escribir Oxxo) es que me pregunto: ¿tanto odiamos que el silencio rodee nuestras vidas? ¿Escuchan música para no pensar y conocerse a sí mismos? Es por demás obvio que la mejor manera de conocernos es debatiendo y conversando con nosotros mismos, cen silencio, claro, o de lo contrario pareceremos... olvídenlo, no pareceremos nada: los que escuchan música a veces también olvidan que la música se encuentra en su cabeza y entonan a todo pulmón... pero esa... es otra historia.

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